Introducción al
Estadio del Espejo, su relación con el Fort- Da
De Freud a Lacan.
Presentado
en el Congreso de Marienbad en 1936 y 13 años después lo presenta en el
congreso de Zúrich, forman parte de la contribución de Lacan a la Psiquiatría,
en 1953 funda su enseñanza en lo que se denomino el discurso de Roma con los
tres registros: Lo imaginario, Lo
simbólico y Lo real.
El
niño hasta los 6 meses de edad carece de coordinación motriz, ese carácter
prematuro es natural, se encuentra inacabado biológicamente, lo que se denomina prematuracion biologica, lo que no ocurre
con su sistema visual y con su sensorio en general, que está relativamente avanzado en madurez,
pudiéndose reconocer en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus
movimientos corporales.
El
estadio del espejo revela un dinamismo libidinal, el niño inviste su propia
imagen, y se aliena a ella, en otras palabras, lo que ve de la imagen de sí
mismo supera su coordinación motriz y a su cuerpo fragmentado.
Lacan
distingue el conocimiento con su carácter imaginario, (en el orden de lo imaginario se
trata del deseo de reconocimiento del otro semejante) del saber que tendría un carácter
simbólico. (En
el orden simbólico se trata del reconocimiento del deseo) (Gran Otro). Tanto el
conocimiento, como su correlato, el desconocimiento, hacen parte del
autoconocimiento propio del registro imaginario.
Es por la
vía del reconocimiento de su propia imagen reflejada en el espejo que el sujeto
llega al conocimiento de sí mismo, constituyendo su «yo», el cual, en última
instancia, es un tipo ilusorio de autoconocimiento. Es éste
conocimiento imaginario de sí mismo, alienado en el reconocimiento.
La
fase del espejo es un drama cuyo empuje interno va desde la insuficiencia (prematuracion biologica y su correlato animico) a la
anticipación, la agresividad está ligada al concepto de narcisismo.
La
constitución del yo en tanto (moi) como otro semejante. Tiene que ver con un
interés lúdico, es un juego que hace el niño entre los 6 meses y los 18 meses
juega con su imagen que le viene del otro, cómo la posición del otro regula el
espejo, es la función materna en tanto otro la que constituye el proceso
formativo. Es una experiencia a partir de la cual el niño/a realiza la
conquista de la imagen de su propio cuerpo. La identificación primordial del
niño con esta imagen va a promover la estructuración del yo (je) simbólico,
mientras que el yo (moi) imaginario se refiere a sí mismo.
El
yo (moi) imaginario es donde prevalece
la imitación el otro semejante, la “a” autre minúscula en Francés, mientras que
el yo (Je) se relaciona con la posibilidad de simbolizarse. El niño se sabe a
sí mismo a partir de un determinado momento del desarrollo del yo. La “A” Autre
mayúscula en Francés.
Se
podrían observar tres fases del Estadio:
1)
Interés
lumínico, mímica iluminante, la mímica tiene que ve con la imitación,
característica esencial de lo Imaginario.
2)
Se
produce un jubiloso ajetreo, que lo conduce a la captación de la imagen
distintos movimientos y diferentes posiciones corporales el cuerpo hacia
delante. Erguirse en tanto niño falo de la madre.
Desde
lo biológico no puede lograrlo porque hay insuficiencia, lo logra desde la
anticipación que es ortopédica. Retomare.
3)
Suspende
el movimiento postura más o menos inclinada, es el momento de mayor captación
imaginaria “el és esa imagen” un efecto de clic de la imagen captación “Aha
Erlebnis”, que vale como interjección,
algo así como “caer en la cuenta”, se relaciona esencialmente con el
advenimiento al lenguaje articulado con el Fort Da Freudiano.
En
este caso el significante Fort representa a un sujeto para otro significante
Da, que lo lanza a la cadena, a partir de ahí el sujeto es: en tanto sujeto del
discurso.
El
estadio del espejo es por un lado un fenómeno libidinal, y por el otro es un
proceso de identificaciones. Formador de la constitución del yo pensada como
proceso, en tanto que Freud ya situaba que: “no hay una unidad comparable al yo
apenas se nace”, se forma el yo como proceso libidinal y de Identificaciones se
remarca el carácter Imaginario del yo. El yo es un desorden de identificaciones
que el yo desconoce, para entender este texto hay que tener presente como
introduce Freud el narcisismo cuya libido yoica va del yo a los objetos, ese dinamismo
es la reversibilidad libidinal que existe entre el yo y el objeto.
La
serie autoerotismo, Narcisismo, elección de objeto, da cuenta del desarrollo
del sujeto teniendo en cuenta que el objeto es siempre la representación del
mismo.
“nos formamos así la imagen de una originaria investidura
libidinal del yo, cedida después a los objetos; empero considerada en su fondo
ella persiste“
S. Freud T. XIV pág. 73
En
esta serie Freud ubica el narcisismo primario la que no se cede de la libido
yoica, no es observable y el narcisismo
secundario que se ubica en ese dinamismo o reversibilidad libidinal. Investir y
desinvestir los objetos. Que es un observable clínico, un ejemplo de ello es el
estado de enamoramiento, y también el lugar análogo de fascinación que ocupan
las masas respecto del líder.
Cuando
hay detenimiento en esa reversibilidad hay patología un ejemplo de ello serian
las Neurosis Narcisistas, fobias etc.
Para
poder entender al yo como proceso de identificaciones, por otro lado destaca el
valor de la Imago que tiene que ver con una cuestión subjetiva a diferencia de
la imagen que comporta lo que está del lado del objeto, para Lacan la imago
comporta el valor de Ur-bild, (Imagen Primordial) y matriz simbólica que forma
el borde Yoico desde donde hay formación identificatoria. Esa Ur- bild tiene un
efecto informativo identificación de… y un efecto formativo identificación a…, esa
imago comporta un valor libidinal, para Lacan es una matriz de carácter
preexistente y formativa cuya función es ortopédica Ur-bild, el infans que
proviene del latín que significa “sin palabras”, el niño antes de hablar, de
saberse a si mismo haciendo algo… de 6 a
18 meses esto va a tener que ver con la importancia de la preexistencia de lo
simbólico. Léase la articulación con el Fort-da.
El
yo es una construcción imaginaria pero entendiendo por ello cuando Freud habla
del yo del narcisismo, lo que se privilegia es la función fascinante de la
imago del cuerpo allí adviene un yo donde no lo hay. Ahí es donde el niño es
pura insuficiencia, adviene un yo por que la Imago como dijimos tiene función
ortopédica. Del lado de la insuficiencia ubicamos la prematuracion biológica,
la incoordinación motriz y el cuerpo fragmentado, y del lado de la anticipación
ubicamos esa unidad que le viene de la imagen como totalidad exterior, gestalt
totalizante, ley de buena forma y pregnancia de la imagen y la forma ortopédica
de esa totalidad. Existe una alienación imaginaria cuyo estatuto es una
armadura asumida de una identificación enajenante.
La
libido ofrece la eficacia de la imagen del yo en tanto objeto libidinal de ahí
parten los pseudópodos (ver Pág. 73) que invisten a los objetos y por otro lado
el proceso de identificaciones o gestalt primordial ubicada en el campo del
otro, que forma la matriz simbólica tronco de identificaciones sucesivas…el yo
en tanto suma de disfraces es puro desconocimiento.
El
concepto de identificación está en toda la obra, tanto de Freud como de Lacan
pero nunca explicitado, pero sabemos que la constitución del sujeto por un
lado, como la constitución del objeto por otro, depende de las
identificaciones.
Cuando
el sujeto adviene al campo del otro, al mundo simbólico, el organismo como conjunto de órganos queda afectado por el
significante.
El
significante preexiste al sujeto.
El
cuerpo incluye al organismo y a su vez lo excluye, a partir de la mortificación
significante pasa a ser un organismo subvertido, atravesado por las marcas que
el lenguaje deja en cada percepción. Somos y tenemos un cuerpo.
El
cuerpo asume también tres dimensiones:
Imaginario:
Surge
de la identificación con la imagen que la mirada del otro le devuelve unidad
totalizante del cuerpo.
Simbólico:
Mortificación
del cuerpo, atravesado por el lenguaje parcializado en zonas erógenas, cuerpo
libidinizado y deseante, y su relación al deseo del otro.
Real:
Organismo,
pura vida biológica, lo que se pierde por el advenimiento a lo simbólico, al
campo del otro, es esa pura carne insignificantizable, cuerpo imposible y cuerpo
de goce.
El
cuerpo en tanto superficie de inscripciones y marcas.
La
Imago comporta para Lacan una matriz de
carácter preexistente y formativa cuya función es ortopédica dado que “no todo”
es especularizable aquello que no se refleja es del orden de lo real.
Por
un lado Insuficiencia: cachorro humano. Cría humana.
Por
otro Anticipación: del otro lado del espejo se le precipita un yo con las dos
acepciones un precipitado a la manera de cómo se lo entiende en la química,
anticipación, ahí donde el niño es pura insuficiencia ahí adviene el yo por la
función ortopédica de la imago.
El
yo es puro desconocimiento, el yo es otro.
Quien
soy yo, no soy yo para decirlo.
Otro
me dice como soy yo de acuerdo a como me desea (Deseo del Otro), lo que queda
como algo que acecha es la fragmentación del yo.
Lo
real no es la realidad, es aquello que vuelve siempre al mismo lugar, en otras
palabras parafraseando a Freud es ese “Eterno retorno de lo igual” Súper-yo,
pulsión de muerte, repetición y masoquismo.
A
lo real no le falta nada.
No
es casualidad que Freud introduzca el juego infantil en el Más allá del
principio del placer,
dado
que este texto inicia el camino de las últimas conceptualizaciones Freudianas, en
su relato, en tanto agudo observador, describe lo que observa:
A
su nieto de 18 meses jugando.
Menciona
en dicho texto entre otras cosas “el gran logro cultural” que daría cuenta del
advenimiento del niño al universo simbólico, es decir el lenguaje. Que lo
preexiste.
Podríamos
afirmar que no importa tanto lo que Freud ve, sino lo que está queriendo transmitir, se sabe
que a través del juego el niño experimenta placer, en ese sentido podemos
afirmar que juego y placer se incluyen, sucesivas veces los niños le piden a
sus padres repetir el juego que le dispensa mucho placer, pero lo que hay que marcar
en este texto es que el juego y el placer se excluyen en el sentido de que el
niño repite más veces aquello que le provoca displacer, (el Fort) intento fallido
de ligar psíquicamente esos volúmenes hipertróficos de energía, que en este
caso sería lo que “posibilita” la partida de la madre. Una renuncia pulsional
que exige ser tramitada.
Es
un intento de tramitar esa partida en tanto pérdida, pero no solo es esa
pérdida, la de la partida de la madre, sino también la pérdida de su mero organismo,
una pura biología sin muerte. Como dije, el advenimiento al lenguaje subvierte
al organismo y lo mortifica.
Él mismo es el objeto, en este caso es el carretel una parte
importante de sí mismo, en el juego hace que se va y exclama una interjección
“Fort”, que significa “Lejos” “fuera” “se fue”, y cuando recoge con el piolín del
carretel que tira dentro de la cuna exclama un “Da” que significa “ahí” “acá
esta”, aparece y desaparece, que es la característica esencial del lenguaje
“hacer presente lo ausente”.
Una
cosa es el niño que juega y otra el sujeto que se constituye.
Otra
perspectiva importante es el hecho de que aquí el juego y el placer se excluyen.
Y
por ultimo Freud afirma que la valoración afectiva no es lo relevante dentro de
la escena, lo que da por resultado el gran logro cultural. Por tanto hay un antes y un después del
fonema Fort, el niño ya no es mas lo que era. Un pasaje de lo imaginario a lo
simbólico.
Es
un empezar a saberse jugando, consumación del lenguaje que lo consagra a la
vida en tanto parlante ser, y lo profana en tanto que queda inaugurado el
deseo, cae la necesidad pura.
Bibliografía
J.
Lacan: “El estadio del espejo” Escritos I Siglo XXI Editores.
S.
Freud: “Introducción al Narcisismo” Tomo
XIV Amorrortu Editores.
S.
Freud: “Mas allá del principio del placer” Tomo XVIII Amorrortu Editores.